Damas y
capullos: Cierren los oídos y tápense los ojos.
Todo esto va como una cosa loca, sin control. Dicen que en este tablero hay una
serie de reglas, pero yo veo que aquí las fichas se
mueven como les da la gana. Según alguien que seguramente se dedicaba a ver películas
americanas de navidad en las que todo el mundo es bueno, y les pasan cosas
buenas y eran felices y comían patos, todo acción
tenía
una repercusión. Y, no. Esa no es la realidad. La realidad es
saber que las normas no existen. Que alguien ,porque se esfuerce, no siempre va
a tener su beneficio. Que a una persona buena no le van a tener que pasar cosas
buenas por obligación, y viceversa. Que no te confundas, compañera,
que aquí todo vale. No le salves el culo de alguien,
porque seguramente los demás nunca salven el tuyo; y si lo encuentras, no
lo dejes escapar, aunque va a ser difícil. Vivimos en
un mundo en el que las personas solo piensan en ellos mismos y después,
en ellos, y más tarde en ellos otra vez; y si luego les da
por ahí,
pueden que se preocupen del perro de la vecina. Porque ,amor, las reglas no están
escritas. Pero tú puedes cambiarlas. Porque, que si aquí
nada es justo, yo seré injusta. Si son unos cabrones, a mi a eso
nadie me gana. Si quieren que juguemos, jugaremos con las mismas cartas
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